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Rider o Marsella: ¿Cuál elijo?

  • Foto del escritor: Silván Álamo
    Silván Álamo
  • 28 oct
  • 3 Min. de lectura

Dos caminos para un mismo lenguaje simbólico


Arcano XIIII La Templanza en Rider y Marsella

Cuando te adentras en el estudio del Tarot, aparece una comparación casi inevitable: el Tarot de Marsella y el Rider-Waite. Ambos comparten la misma arquitectura —78 cartas divididas en arcanos mayores y menores—, pero nacen de contextos distintos y responden a visiones opuestas sobre cómo se accede al conocimiento simbólico. Entenderlos

no es cuestión de preferencia estética, sino de comprender qué tipo de diálogo propone cada uno con la mente y con la intuición.



El Tarot de Marsella: el orden como vía de comprensión


Arcano XVIIII en el Tarot de Marsella

El Tarot de Marsella surgió entre los siglos XVII y XVIII, cuando la imprenta permitió reproducir barajas de manera masiva. Su estilo refleja ese origen: imágenes de trazo firme, colores planos y composiciones que obedecen a la lógica del grabado. Su lenguaje es estructural. Cada línea, número y proporción responde a una geometría que ordena el mundo. No pretende narrar, sino revelar una arquitectura invisible. Leer el Marsella es, por tanto, un ejercicio de observación y de razonamiento simbólico. Los arcanos menores no ofrecen una historia: proponen un espacio en el que el lector construye su propio sentido. Esa exigencia intelectual lo convierte en un tarot de profundidad filosófica, ideal para quienes disfrutan interpretando relaciones, correspondencias y patrones más que escenas o emociones.



El Tarot Rider-Waite: la emoción como puerta de acceso


Arcano III en el Tarot de Rider-Waite

Con el cambio de siglo, el Tarot atravesó una transformación radical. A comienzos del XX, Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith publicaron el Tarot Rider-Waite, el primero en representar escenas completas también en los arcanos menores. Lo que antes era una disposición abstracta de copas o bastos, ahora se convertía en una pequeña historia: personas, gestos y paisajes que daban vida a través de la escena. Esta innovación facilitó la lectura intuitiva. El mensaje ya no dependía solo del conocimiento esotérico, sino también de la empatía y la observación emocional. Por eso el Rider-Waite se ha consolidado como el mazo más accesible para principiantes: su narrativa visual enseña a leer sin memorizar. Cada carta cuenta algo que el lector reconoce y siente. En definidas cuentas, el lector se identifica con las escenas de manera más orgánica.



Lenguajes distintos, propósito común


Aunque se enfrentan en estilo, el Marsella y el Rider-Waite comparten la misma finalidad: revelar las leyes internas de la experiencia humana. El primero lo hace a través del pensamiento estructurado; el segundo, mediante la vivencia emocional. Podría decirse que el Marsella pertenece al mundo del símbolo y el número, mientras que el Rider-Waite pertenece al de la imagen y la emoción. Ambos son vías legítimas de conocimiento: una invita a pensar, la otra a sentir. En esa diferencia reside su complementariedad. El lector que domina ambos sistemas no repite saberes: los integra.


Comparativa de arcano menor VI de Bastos en Rider y Marsella


La cuestión del orden simbólico: Justicia y Fuerza


Una de las pocas variaciones formales entre ambos mazos está en la numeración de dos arcanos: la Justicia y la Fuerza. En el Marsella, la Justicia ocupa el número VIII y la Fuerza el XI; en el Rider-Waite, se invierte. Esta diferencia, lejos de ser un error o un detalle menor, refleja un cambio de énfasis. En el Marsella, el equilibrio racional precede al impulso; en el Rider-Waite, la energía vital se impone antes de que intervenga el análisis. Cada sistema encierra así una filosofía implícita sobre la relación entre la acción y la conciencia.


Otra diferencia, que suele pasar desapercibida, es el uso que el Marsella hace de la numeración romana en los arcanos mayores, pues no sigue la norma. Por ejemplo, el número de La Templanza, en Marsella, se escribe XIIII [10+1+1+1+1], que sería incorrecto teniendo encuentra el modo romano de numeración. Mientras que en Rider se escribe XIV [10+(-1+5) , la forma romana correcta para el número catorce. Esta curiosa licencia que se concede el Tarot de Marsella se debe a la creencia de que los número no deben contener en sí mismos una resta o un número negativo, pues eso irrumpe la energía natural del número.



Elegir tu primera baraja: Rider o Marsella


Elegir una baraja de tarot es una decisión más intuitiva que técnica. El criterio más fiable no es la fama de un mazo ni su antigüedad, sino la afinidad. Quien valora el orden, la estructura y la síntesis hallará en el Marsella un instrumento de pensamiento. Quien busca una lectura más emocional y narrativa se sentirá más próximo al Rider-Waite. En ambos casos, la elección correcta es aquella que inspira constancia y estudio: la baraja con la que uno siente que puede dialogar.



Un único viaje hacia el conocimiento


El Tarot no se reduce a sus imágenes ni a su historia editorial. Es, ante todo, un sistema de pensamiento en movimiento, una forma de reflexionar sobre la experiencia humana. El Marsella enseña a ordenar el significado; el Rider-Waite, a encarnarlo. Entre ambos se extiende el mismo territorio: el de la conciencia que busca comprenderse a sí misma.


 
 
 

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